lunes, 14 de diciembre de 2020

Crece la gestión comunitaria en un territorio sin Estado

El desencuentro entre vecinos y vecinas y Estado Municipal que en Mar del Plata parece convertirse en una dificultad crónica.


Mar del Plata experimentó una gestión en el absurdo. Cuatro años de un gobierno que parecía desconocer la realidad, no comprender los alcances de sus decisiones y responder a otros tiempos sociales. La deslegitimación del rol del Estado fue la peor consecuencia de una decisión colectiva trágica para la ciudad. No solo se interrumpieron obras que brindaban verdaderas respuestas a vecinos y vecinas sino que los programas que buscaban mejorar la calidad de vida de los marplatenses fueron desechados. 

No hubo proyecto de ciudad pero lo grave, hoy, es que seguimos sin uno. Y eso profundiza la crisis local en el encuentro entre la ciudadanía y el Estado. Estamos llegando a los 5 años de una ausencia territorial, participativa y de transformación social y cultural.

Con Arroyo demandar al Estado era casi ser parte de ese absurdo. ¿Cómo demandar a un Estado que no entiende y que desconoce la forma de responder? ¿A quien se le ocurre pedir un proyecto de ciudad, una planificación productiva o social cuando los servicios básicos escasean en todo el territorio? 

La credibilidad está afectada hacia la política y hacia lo público tanto en Mar del Plata como en muchas democracias del mundo. El problema son los procesos negativos que se sostienen a lo largo de tiempo sin el menor intento de reencontrar a la ciudadanía activa, en el centro, protagonizando la transformación de su propia realidad. 

Entonces, son los marplatenses y batanenses los que comienzan a brindarse respuestas desde la propia comunidad. Una comunidad que poco demanda, que no encuentra canales institucionales para el diálogo, que no encuentra salida posible a sus problemas cotidianos. Esos vecinos y vecinas de Mar del Plata ya no creen que la respuesta del Estado llegue a resolver el problema del territorio, del barrio. Ellos y ellas comenzaron a delinear formas autogestivas de darse soluciones comunitarias. Alarmas vecinales, iluminación de zonas entre vecinos, calles intransitables con escombros de obras, plazas mantenidas por la voluntad y el trabajo de hombres y mujeres de cada barrio. Crearon y continúan gestando red de la comunidad para acompañarse. 

La ciudadanía se organiza más allá de Estado cuando entiende que no habrá respuestas. Considera que ya no es una alternativa orientar las acciones hacia la búsqueda de ese Estado presente. El problema es hoy, los canales se han cerrado y nunca más abierto, la distancia entre Municipalidad y vecinos y vecinas se ha ampliado. 

El papel del Estado frente a los diferentes actores sociales y su desempeño sobre la distribución material, funcional y de poder se encuentra desdibujada y con un proceso de deslegitimación vigente que se hace necesario y urgente comenzar a revertir. 

La organización comunitaria siempre es positiva, la organización sin Estado puede tener otras consecuencias que nuestra Mar del Plata hace tiempo padece. 


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