jueves, 3 de marzo de 2016

Sin gestión social, en un polideportivo no hay desarrollo ni inclusión social

Los procesos virtuosos de gestión pública son aquellos que tienen la capacidad y la humildad de revisar y retomar lo que ha sido beneficioso y bueno para la comunidad con el objetivo de profundizarlo, para brindarle impronta propia pero sobre todo para seguir priorizando a los vecinos. Hoy, para tristeza de los marplatenses y batanenses, podemos afirmar que la gestión social de los mal llamados polideportivos no ha sido siquiera considerada para darle continuidad y profundizar un proceso que estaba recientemente iniciado.

Los mal llamados polideportivos, es decir, estos maravillosos Espacios Municipales de Encuentro fueron gestados en su arquitectura física pero también planificados en su arquitectura social. Gracias al asesoramiento y colaboración de Jorge Melguizo (Ex Secretario de Cultura  y Desarrollo Social de Medellín) se desarrolló la metodología de gestión social de estos Espacios Municipales de Encuentro. De este modo, se han creado en conjunto con la comunidad, comenzando a transitar un camino de apropiación social profunda y verdadera que hoy ya no está.

Se realizaron entrevistas a referentes y talleres de imaginario con los vecinos para darles lugar a la creación conjunta, es decir, participativa. Estos espacios tenían prevista la co-gestión para seguir intercambiando ideas vinculadas a la dinámica de desarrollo de los mismos e incluso que continuara siendo la misma comunidad la que creara –así lo habían indicado como necesidad y demanda- un espacio de aportes económicos para el mantenimiento de los mismos. Claramente, no es lo mismo la creación conjunta de los espacios y las instancias de aporte voluntario que la demanda de un estado local para financiar la política social. Ya lo he dicho, la política social no la financian sus beneficiarios, la política social se financia desde la redistribución.

Es importante que revisemos algunos conceptos fundamentales de la cuestión social y, por consiguiente, de la inclusión y el desarrollo de niños y jóvenes de nuestra ciudad.

Muchas veces, sin querer, caemos en una falacia pensando que brindar una oportunidad implica, necesariamente, inclusión social genuina y desarrollo de los niños y jóvenes. El hecho de ser parte de una actividad ya sea cultural, deportiva o de formación representa un primer paso para trabajar con la comunidad todo lo que se debería con el objetivo de brindar habilidades pero también autonomía, capacidad de resolver situaciones de la vida cotidiana y desarrollo integral que, en definitiva, es lo que requiere ese niño y joven para integrarse al mundo social y cultural vigente.

Quedarnos en la contabilización de accesos a la actividad que, tampoco implica necesariamente al conocimiento o la habilidad, es la parte de la historia vacía. Por eso, es que entiendo que acceso en sí mismo no está indicando desarrollo de la población de Mar del Plata – Batan y que debemos comenzar a darnos el debate más profundo en algún momento de la historia local. Lamentablemente, este debate de la transformación social y cultural genuina nunca encuentra su espacio en diversos tiempos políticos por múltiples razones. Algunas veces, el periodo preelectoral requiere de hechos concretos, aprehensibles y cortoplacistas mientras que otras veces esta discusión se considera aburrida, poco entendible y convocante para la sociedad en general. Sin embargo, creo que es el debate que no se está dando mientras que al final del camino la transformación social y cultural es la que necesitamos y seguimos esperando.

La espera del debate de las políticas de inclusión, desarrollo humano y prevención de violencia no la padece únicamente su población objetivo, y no terminamos de entender que la padecemos todos desde diferentes lugares. Algunos son parte de la sociedad marginada, excluida que necesita ciertas políticas para –al menos- comenzar por acceder mientras que otros son parte de la sociedad que necesita instancias de convivencia social para dejar de ser víctima de la violencia diaria en la vía publica. Otros, esperan la tantas veces demandada seguridad y ella no llega más que con inclusión social pero sobre todo con abordajes de convivencia, con miradas integrales para revisar el consumo, para recuperar trayectorias educativas coartadas y revisar las normas sociales aceptadas y las practicas instituidas en este tejido social. La mirada de fondo es la que verdaderamente nos va a mostrar otra sociedad. Mientras tanto, las instancias represivas y de control social deben seguir funcionando para mitigar los efectos de las políticas sociales más profundas que no se han desarrollado en esta ciudad ni en el país de modo sostenido.

-CONTINUARA-