Los procesos
virtuosos de gestión pública son aquellos que tienen la capacidad y la humildad
de revisar y retomar lo que ha sido beneficioso y bueno para la comunidad con
el objetivo de profundizarlo, para brindarle impronta propia pero sobre todo
para seguir priorizando a los vecinos. Hoy, para tristeza de los marplatenses y
batanenses, podemos afirmar que la gestión social de los mal llamados polideportivos no ha
sido siquiera considerada para darle continuidad y profundizar un proceso que
estaba recientemente iniciado.
Los mal llamados
polideportivos, es decir, estos maravillosos Espacios Municipales de Encuentro
fueron gestados en su arquitectura física pero también planificados en su
arquitectura social. Gracias al asesoramiento y colaboración de Jorge Melguizo
(Ex Secretario de Cultura y Desarrollo
Social de Medellín) se desarrolló la metodología de gestión social de estos Espacios
Municipales de Encuentro. De este modo, se han creado en conjunto con la
comunidad, comenzando a transitar un camino de apropiación social profunda y
verdadera que hoy ya no está.
Se realizaron
entrevistas a referentes y talleres de imaginario con los vecinos para darles lugar
a la creación conjunta, es decir, participativa. Estos espacios tenían prevista
la co-gestión para seguir intercambiando ideas vinculadas a la dinámica de
desarrollo de los mismos e incluso que continuara siendo la misma comunidad la
que creara –así lo habían indicado como necesidad y demanda- un espacio de
aportes económicos para el mantenimiento de los mismos. Claramente, no es lo
mismo la creación conjunta de los espacios y las instancias de aporte
voluntario que la demanda de un estado local para financiar la política social.
Ya lo he dicho, la política social no la financian sus beneficiarios, la
política social se financia desde la redistribución.
Es importante que
revisemos algunos conceptos fundamentales de la cuestión social y, por
consiguiente, de la inclusión y el desarrollo de niños y jóvenes de nuestra
ciudad.
Muchas veces, sin
querer, caemos en una falacia pensando que brindar una oportunidad implica,
necesariamente, inclusión social genuina y desarrollo de los niños y jóvenes.
El hecho de ser parte de una actividad ya sea cultural, deportiva o de
formación representa un primer paso para trabajar con la comunidad todo lo que se
debería con el objetivo de brindar habilidades pero también autonomía,
capacidad de resolver situaciones de la vida cotidiana y desarrollo integral
que, en definitiva, es lo que requiere ese niño y joven para integrarse al
mundo social y cultural vigente.
Quedarnos en la
contabilización de accesos a la actividad que, tampoco implica necesariamente
al conocimiento o la habilidad, es la parte de la historia vacía. Por eso, es
que entiendo que acceso en sí mismo no está indicando desarrollo de la
población de Mar del Plata – Batan y que debemos comenzar a darnos el debate
más profundo en algún momento de la historia local. Lamentablemente, este
debate de la transformación social y cultural genuina nunca encuentra su
espacio en diversos tiempos políticos por múltiples razones. Algunas veces, el
periodo preelectoral requiere de hechos concretos, aprehensibles y
cortoplacistas mientras que otras veces esta discusión se considera aburrida,
poco entendible y convocante para la sociedad en general. Sin embargo, creo que
es el debate que no se está dando mientras que al final del camino la transformación
social y cultural es la que necesitamos y seguimos esperando.
La espera del
debate de las políticas de inclusión, desarrollo humano y prevención de
violencia no la padece únicamente su población objetivo, y no terminamos de
entender que la padecemos todos desde diferentes lugares. Algunos son parte de
la sociedad marginada, excluida que necesita ciertas políticas para –al menos-
comenzar por acceder mientras que otros son parte de la sociedad que necesita
instancias de convivencia social para dejar de ser víctima de la violencia
diaria en la vía publica. Otros, esperan la tantas veces demandada seguridad y
ella no llega más que con inclusión social pero sobre todo con abordajes de
convivencia, con miradas integrales para revisar el consumo, para recuperar
trayectorias educativas coartadas y revisar las normas sociales aceptadas y las
practicas instituidas en este tejido social. La mirada de fondo es la que
verdaderamente nos va a mostrar otra sociedad. Mientras tanto, las instancias
represivas y de control social deben seguir funcionando para mitigar los
efectos de las políticas sociales más profundas que no se han desarrollado en
esta ciudad ni en el país de modo sostenido.
-CONTINUARA-